«Necesitamos de las palabras»

“Leer nos da palabras, con las palabras podemos expresar nuestros sueños y se los podemos contar a los otros. Al poder expresárselos a los demás, empezamos a cumplirlos…”

La definición le pertenece a María Rita Goñi Ruiz y se la atribuye a una enseñanza de vida que le dio su “amiga y gran escritora tucumana”, la doctora Honoria Zelaya de Nader.

En María Rita descubrimos este verano a una gran voluntaria, que deja huellas en los jóvenes de la Colonia que León organiza en el Centro Comunitario La Cartujana. Lo hace de la mejor manera que aprendió para transitar la vida: fomentando la lectura y la escritura para que las personas puedan expresar emociones y sentimientos y contar sus propias historias de vida. Eso es lo que ella aprendió de Baby (Honoria) para poder sobrellevar las difíciles situaciones que le tocaban afrontar con su pequeña hija de 3 años (hoy tiene 21), que había  sido diagnosticada con TEA (Trastorno Generalizado del Desarrollo) que ahora se conoce como CEA (Condición del  Espectro Autista), hasta terminar siendo Asperger.

En sus redes, MR se presenta como ingeniera en Sistemas de Información, Magister en Comunicación y Tecnologías Educativas y escritora. Y dice que tejer es su hobby.

“Me apunté como voluntaria porque conozco a Sandra Virgolini. Es mi amiga. Ella es voluntaria en la fundación en los grupos de personas mayores. Me contó cómo habían trabajado durante la pandemia y eso me movilizó”, relata María Rita, mamá de 3 (una mujer de 21 y dos varones, de 20 y 13), emprendedora, cuya vida y obra están disponibles en su adorado sitio

“Terminé una Maestría a distancia con México y fue allí cuando conocí a Baby, mi querida amiga y doctora en Letras. De su mano volví a las letras…con la necesidad de poner en palabras todo lo que estaba viviendo. Surgió entonces ´Cuando te besa un Ángel´ , mi primer libro´» , cuenta la escritora. “Nunca dejé de escribir. Luego surgieron ´Alas. Estados Emocionales´, relatando momentos complejos que viví en un trabajo”, añade.

EL CLICK

En el universo de las palabras, María Rita solo encontraba las peores para definir su realidad y la de muchas familias como la suya, condicionadas por la injusticia, la ignorancia y el desinterés del sistema y de la sociedad. “Cuando mi hija tenía 8 años tuvimos muchísimos problemas a nivel escolar en temas de integración. Trabajamos mucho con un grupo de padres para formar y capacitar a profesionales. Muchas familias viajábamos a Buenos Aires por diagnósticos y tratamientos. Había algunas que no podían viajar. Entonces creamos la fundación ANIA y se crearon otras con las que estoy en contacto, como Grupo de Padres TEA, la fundación Azul CEA, el Grupo de Padres Asperger y la Liga de Jóvenes Asperger, entre otros varios grupos. Estoy colaborando con todos”, describe.

“Esa desesperación de que no aceptaran a mi niña en ninguna escuela porque no conocían la temática, me llevó, junto a mi amiga y maestra Honoria, a contar mi historia y alentar a otras madres y padres para allanarles el camino, ya que se encontraban solos en un montón de cosas”, expresa, orgullosa.

“Que la doctora me mostrara esta herramienta maravillosa que tenemos, que son la lectura y la escritura, significó mucho para mí. Para escribir hay que leer mucho, porque necesitamos de las palabras. Eso es lo que trato de transmitirle a los jóvenes», destaca Rita. «Le propuse a Sandra (Virgolini) transmitirle a los chicos de la Colonia de la fundación esa experiencia”, recuerda. “Así fue que me contacté con Daniel (coordinador de la Colonia) y llegué a La Cartujana. Conocí a un grupo de jóvenes maravilloso. Invité a todos a escribir su diario personal, dándoles técnicas y herramientas para poder hacerlo. Los invité a leer mucho”, agrega.

“Participar en la fundación es absolutamente gratificante. Porque los chicos logran expresar sus historias y luego las cuentan. El feedback que dan los jóvenes es alucinante. Logramos resignificar cada historia y ponerlas en positivo, para poder construir”, concluye María Rita.

Cuenta María Rita que está escribiendo «mi séptimo libro”. “Dos son novelas”, suma. Y a cada grupo de jóvenes a los que acompaña les está proponiendo escribir juntos la tercera. ¿Cómo se llamará..?

Su primer libro.

Los chicos leen y escriben.