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“Envejecer activamente y feliz es una decisión de vida”

Rosario Concepción Díaz es Rosarito para todos en Fundación León. Con 79 años, integra el grupo de 15 a 20 personas que asiste a los talleres de “Neurogym, la gimnasia para la mente”, un dispositivo que la fundación ofrece los martes y miércoles desde su proyecto de Envejecimiento Activo.

Madre de una hija, abuela de 3 nietos y bisabuela, Rosarito confirma que “envejecer activamente y feliz es una decisión de vida” y que para lograrlo “es fundamental no aislarse ni encasillarse”.

Hay que hacer cosas, no quedarse en la casa. Hay que salir y participar de talleres, de grupos, tener vida social y mantener la mente activa”, reafirma esta escorpiana que dedicó su vida a la docencia. “Fui maestra especial durante 24 años”, presume. Rosarito se jubiló en el 2000, como directora de la “Escuela Luis Braille”.

Nuevo siglo, vida nueva”, se acuerda de aquel inicio de nueva etapa. “Algo tenía que hacer. Todavía vivía mi marido, Rodolfo Agustín Jorrat, que falleció hace 10 años. Siempre estoy inquieta y buscando actividades. Fui al EPAM, después tenía otros grupos sociales. Siempre estoy haciendo algo”, admite y se confiesa “apasionada de la pintura y de la poesía”. “Pinté hasta que me dio una tendinitis”, se lamenta. “Todavía escribo poesías, nada en especial, escribo sobre diferentes ánimos”, cuenta, mientras mira hacia atrás para ver cómo se va llenado el Salón de Voluntarios, el espacio donde sucede Neurogym en LEÓN.

Vengo desde el comienzo, como hace cinco años, me lo recomendó una amiga”, recuerda.  “Me interesó, vine y me gustó mucho. Se ha formado entre nosotros un grupo lindo, que a pesar de que a veces estamos divididos en los horarios, porque unas vienen los martes y otras los miércoles, nos seguimos viendo y reuniendo. Pienso que es satisfactorio el vínculo social. Estar comunicada, apoyarse una  a la otra cuando hay alguna dificultad, servirnos de apoyo y de estímulo es fundamental”, resume Rosarito.

Dicen los que saben que ser abuelo no se compara con nada. Entonces, para Rosarito, ¿qué significa ser bisabuela? “Es el sumo”, expresa. “Una dispone de mucho más tiempo para dedicarle a ella, aunque, a veces, las fuerzas no respondan”, describe.

 

LA VIDA MISMA
Rosarito se toma el envejecimiento con calma. “Es algo natural en las personas”, dice. Y avisa: “Se puede envejecer siendo feliz”. Sobre la muerte, afirma: “No le tengo miedo. Llegará. Una teme un poco cuando ve que los lazos afectivos, familiares, compañeros de estudio o de trabajo se van desprendiendo…veo que me voy quedando solita, pero lo acepto. Por eso, me integro a este tipo de grupos y trato de estar cerca de todos”.

Y agrega: “Yo estudiaba en la facultad de Filosofía y Letras y allí el profesor Rojo nos hablaba del mito del eterno retorno, que el principio vuelve al fin. Pienso que cuando morimos algo vuelve a comenzar”.

Sobre la vida, Rosarito también tiene su pintura lista: “es una circunstancia que nos ha dado el Creador. Nos ha permitido transcurrir, experimentar. Yo estoy feliz con mi vida, por supuesto que tiene sus lados buenos y malos. Hay que saber equilibrar. Como decía Rosa de Lima, la rosa tiene espinas y a veces nos hincamos. Esa es la aventura de  poder participar de la rosa, sabiendo esquivar las espinas”.

Rosarito sostiene La Gaceta impresa en sus manos. Dice que le gusta la tecnología pero reclama que “a los de mi generación, del 40 y a los del 50 también, los cambios nos cayeron de golpe, muy rápido, y eso nos descoloca un poco”.

Rosarito vuelve a voltear su cabeza. Sabe que Neurogym está por comenzar. Es su momento especial de cada semana. “Venir a Neurogym es una buena elección, porque me conecta con el resto”, finaliza.
Y se suma al grupo.  Como todos los martes.

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