Del grupo de 32 adolescentes que recorren el Museo de Bellas Artes “Timoteo Navarro” y aprecian, por invitación del Ente Cultural de Tucumán, las artes audiovisuales a nivel nacional de la 46ª edición del “Salón Tucumán”, el equipo de Comunicación de León invita a Lucía y Facundo a contar sus historias. Lucía y Facundo son dos de los 150 becados que acompaña el Programa “Futuros Egresados” de la fundación para evitar la deserción escolar de adolescentes en situación de vulnerabildiad socioeconómica de Tucumán.
Lucía y Facundo se diferencian en sus edades, en sus formas de ser, de pensar y de mirar la vida. Asisten a distintas escuelas también. Pero son iguales cuando ponen en valor a la educación y también coinciden en sus sueños, ahora que están próximos a finalizar el Secundario. Él está por cursar el Quinto Año en la Escuela Comercio IV y ella el Cuarto Año, en la escuela San José. Ambos reciben una beca económica y el acompañamiento de una profesional de León, que los escucha, evalúa y vincula con sus padrinos, que son los aportantes de la beca.
Los padrinos pueden ser particulares o empresas.
“La beca me ayuda muchísimo, porque la situación económica de mi familia está difícil”, admite Facundo, de 16 años. “Con la beca puedo comprarme mis útiles escolares y hasta guardo dinero para cuando tenga otras necesidades en la escuela”, cuenta Lucía, de 15 años.
Lucía y Facundo valoran el aporte económico que reciben todos los meses pero también se unen al valorar “el acompañamiento de la fundación”. “Es super importante para mí. Daniela, que es mi encargada de acompañamiento, es muy buena y siempre está a disposición de nosotros”, reconoce Facundo. En tanto, Lucía destaca que “tener una encargada de acompañamiento, en mi caso, a Verónica, a mí me resulta clave; ya que muchas veces es la persona a la que le cuento mi vida, mis emociones, más allá de las situaciones de la escuela”.
Lucía y Facundo tienen muy claro que la Educación es la herramienta que les sostendrá sus proyectos de vida. “Siento que estudiar me permitirá ser alguien en la vida y tener más oportunidades”, dice Facu, que vive con sus padres y sus tres hermanos en el barrio XI de Enero, en La Cartujana. Allí, León desarrolla un programa de Acompañamiento Familiar en favor de 120 grupos.
“Profesionales en mi familia hay pocos”, remarca Facundo. “Por ejemplo, mi tío y padrino, Mario Vera, que jugó profesionalmente en San Martín. También tengo una tía que está por recibirse de médica”, relata este hincha fanático del Santo que sueña con ser «arquitecto; ese es mi deseo«.
“Con el título Secundario sé que podré estudiar para Maestra Jardinera y así ayudar a mis hermanitos”, asegura por su parte Lucía, la mayor de seis hermanos. Ella vive en San José con su abuela mientras que sus hermanitos lo hacen con su madre, soltera y sin trabajo. “Los ingresos de mi mamá son por los salarios que le otorgan por nosotros”, cuenta Lucía, que se considera “una muy buena alumna” y que hace la tarea “sola, o, a veces, con la ayuda de mi abuela”.
“Sé que solamente estudiando y recibiéndome podré darle una mejor calidad de vida a mis hermanitos y tener un futuro mejor yo también”, añade la adolescente, que tiene por hobby las danzas árabes.
Lucía estudia, baila y sueña. Facundo se esfuerza para convertirse en ese arquitecto que proyecta ser. No están solos. Como los otros adolescentes que siguen recorriendo el “Timoteo Navarro”, Lucía y Facundo están acompañados por León. Y cuentan con padrinos y madrinas que invierten en su Educación. En sus sueños.
Son dos adolescentes diferentes, como cada obra que están contemplando en el salón. Pero como cada intervención confluye en el arte, al final, Lucía y Facundo también lo hacen en su visión de la educación. Sueñan lo mismo.
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