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“La Educación abre caminos hacia el futuro”

Manuel (51) y Rosa (42) sueñan fuerte en su casa de San José, Yerba Buena.  Todos los días imaginan un mundo con oportunidades para Juan Ignacio, su hijo de 3 años con el que participan del Programa Aprendiendo en Casa – HIPPY. La fundación León implementa este Programa en Tucumán en convenio con AMIA , con la finalidad de instruir a madres y padres de niñas y niños de edad preescolar en los procesos de aprendizaje y garantizar futuras experiencias escolares positivas.

 

Manuel y Rosa visualizan ese mundo para Nacho con la educación como el medio capaz de construir el escenario ideal. “La educación es fundamental para la vida de una persona”, sentencia Manuel, pintor de obra. “La Educación abre caminos hacia el futuro, abre caminos de felicidad. Queremos que nuestro hijo Juan Ignacio tenga todas las posibilidades que nosotros no tuvimos. Todo el esfuerzo lo hacemos para él. Y nos dice que es muy feliz con nosotros”, cuenta con emoción Manuel durante la primera reunión informativa del Programa con responsables adultos.

 

Ahora no se duerme si no le contamos un cuentito, está muy entusiasmado”, dice Rosa sobre el impacto de Aprendiendo en Casa – HIPPY en Nacho y en la familia. “Le cambió la vida a Nacho y a nosotros también. Volvimos a ser niños gracias al Programa”, describe la mamá, que está terminando el Secundario. “Nunca antes le habíamos leído un cuento. Ni lo hicimos con ninguno de nuestros otros hijos (4). De chicos, nosotros no tuvimos esta posibilidad. Ahora aprovechamos y le damos Juani todo lo que no tuvimos nosotros; nunca me leyeron un cuento a mí y poder hacerlo para hijo es algo único”, celebra Rosa, ama de casa y cuidadora domiciliaria cuando surge la oportunidad.

 

La Educación es fundamental. Yo no he tenido la posibilidad cuando era chico y después joven; ni me acuerdo de haber ido al Jardín. Terminé la Primaria a los 13 años y me tuve que poner a trabajar. No pude terminar el Secundario”, expresa Manuel.

Vivimos con mis padres. Somos felices. Me da felicidad verlo a Nacho jugar, correr y ver cómo mi papá lo disfruta. Un par de horas durante dos días a la semana, nos dedicamos a compartir las actividades del Programa con Nacho. A él le gustan mucho los libros y los juegos. Y a veces se inventa sus propios cuentos.  Nuestro hijo es  feliz, nos lo dice siempre que le preguntamos. Una vez le organizamos su fiestita de cumpleaños y se me acercó y me dijo `gracias papá por esta fiesta`, y me abrazó. Yo me desarmaba”, recuerda. “Lo único que queremos para él es que sea feliz y tenga educación”, coinciden Rosa y Manuel , en el final de la conversación. Y en el inicio de un nuevo año con sueños por cumplir.

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