Amor, en todo. Por amor, todo. A continuación, una historia de amor, que todas las semanas escribe algunos de sus capítulos en la sede de LEÓN.
Silvana Casen (41) asiste todos los jueves del año a las reuniones del Grupo de Apoyo que León ofrece a familiares y cuidadores de personas con Alzheimer y otras demencias. Silvana acompaña a su marido, Lauro Correa (78). Asisten junto con sus dos hijas, Nubia (7) y Nadir (4). No faltan nunca.
A Silvana la une el amor con Lauro desde 2003, mismo año del nacimiento de Fundación León. Del sentimiento y de la vida compartida conformaron una familia que “se sostiene por el amor”, asegura Silvana, quien en la víspera del Día de los Enamorados y en un alto de la primera reunión del 2020 del grupo de Apoyo dialoga con la página web de León, para hablar de amor.
“Le dije que era todo. Mi amor y también mi miedo más grande”, recuerda Silvana que le respondió a Lauro cuando éste le preguntó qué la había enamorado de él. “Estábamos sentados en el banco de una plaza”, sigue rememorando ella, mientras lo mira. Él asiente. Y se suma a la charla para decir del amor “que es lo que siempre me sostuvo”. “De niño estuve en un internado pero no estaba triste, me movilizaba saber que afuera me esperaba mucho amor”, describe Lauro, profesor jubilado y diagnosticado con Alzheimer en 2018. Hoy la progresión de la enfermedad está en nivel moderado.
“Es el amor el que hace que le pelee a la vida todos los días. Es el amor el que me hace seguir adelante y me permite afrontar las situaciones. Hay veces que una se siente cansada, pero es el amor la piedra fundamental que sostiene a nuestra familia”, destaca Silvana.
“Estuve muy enfermo, pero desde que Silvana llegó a mi vida, no me enfermé más, ni una curita…”, cuenta Lauro, orgulloso y agradecido y antes de permitirse llorar de la emoción. A Silvana se le llenan los ojos de lágrimas también. Y agrega: “Recuerdo cuando yo estaba mal y él me ponía su mano sobre mi espalda y me decía que no flaquee, y que algún día a mí me iba a tocar posar mi mano sobre su espalda también. Y en eso estamos ahora, y la ayuda sigue siendo mutua, con mucho amor”.
Es el amor también lo que le permitió a Silvana y a Lauro hacerle frente a los prejuicios. “Me dediqué sólo a él, sin escuchar comentarios ni lo que decían los demás por ser yo más joven que él. Fue muy duro, sobre todo, el primer año. Fue el más difícil. Yo me dediqué a él. Por amor”, expresa Silvana, que se define como «una mujer enamorada” que hizo y hace todo por el amor a Lauro y a sus niñas. Silvana es protagonista de una linda historia. Y dice, con fuerza y alegría: “Una historia que recién comienza”.
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